Relato de un sobreviviente de la insurrección cívica azul y blanco
Nicaragua, 18 de Abril del 2018. (Día Cero)
Eran las 5:45 PM, cerraba mi Laptop y alistaba mis pertenencias para salir de mi trabajo, en Managua. Recibí una llamada de uno de mis mejores amigos, el mismo con el que había cuadrado para ir a un plantón en Camino de Oriente, ¡Loco, nos cayeron los JS y nos quieren desturcar! Exclamó desesperado y se cortó la llamada. Junto a otro amigo, que laboraba en el mismo lugar, nos montamos en la camioneta y salimos a socorrerlos, estábamos relativamente cerca de donde se desarrollaría la protesta y en efecto, un cordón policial cerraba la calle de la rotonda Centroamérica, unos 500 metros antes de llegar al plantón. Mientras las turbas sandinistas, a punto de tubos y bates, violentaban en contra de los protestantes.
Turbas orteguistas enviadas por la tiranía vapulean a estudiantes y resto de manifestantes en Camino de Oriente
Antes de esto, llevábamos un par de semanas protestando en contra de la ineficiencia del gobierno con respecto al sofoque del incendio de la reserva bilógica Indio-Maíz. Los videos y noticias de las brutales represiones en contra de los manifestantes se hicieron virales y Nicaragua despertó!
A la izquierda las turbas orteguistas atacan salvajemente a los estudiantes y protestantes en Camino de Oriente. A la derecha Ana Quirós, nicaraguense nacionalizada agredida por las turbas.
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El 19 de Abril, como de costumbre, viajé de Masaya a Managua, a mi trabajo; el ambiente pintaba tenso y se podía notar la indignación en los rostros de las personas. Comenzaron las noticias de los levantamientos pacíficos en protestas y marchas en casi todas las ciudades del país, cuando empezó la represión por parte de policías y personas afines al gobierno, comenzaron los enfrentamientos porque el pueblo no soportó más. A lo largo del día, mientras trabajaba, tenía mi teléfono al lado, siguiendo de cerca las noticias de la situación, sobre todo de Masaya, mi ciudad natal, donde se arreciaron, específicamente en el heroico barrio de Monimbó.
Cabe recalcar que Masaya es el departamento más pequeño de Nicaragua, pero el más encachimbado, históricamente se le ha conocido por la cuna de la revolución, debido al patriotismo puro que corre en la sangre de sus habitantes.
El heróico Pueblo de Masaya fue el primero en levantarse de forma permanente en protestas contra la tiranía.
Por qué la OEA debe aplicar la Carta Democrática a Ortega-Murillo
La pérdida de concentración para desarrollar mis actividades laborales era evidente, por lo que pedí permiso para regresarme a casa en las primeras horas de la tarde.
Me bajé del autobús, llegué a mi casa, tiré mis cosas, me cambié de ropa y proseguí a buscar a dos de mis amigos para irnos a Monimbó a apoyar de cualquier forma a nuestros hermanos.
INIFOM organizó y financió paramilitares orteguistas
Atravesamos la calle central y una vez que llegamos al parque, todo el centro de Masaya estaba tomado por antimotines que libraban cruentas batallas contra el pueblo desarmado; logramos salir de ahí e introducirnos al barrio por la parte de atrás de la ciudad. Llevábamos cargando mascarillas para contrarrestar los gases lacrimógenos y unas cuántas medicinas que nos había dado mi hermana que es médico. La noche fue larga, logramos hacer retroceder a la guardia orteguista hasta su cuartel, exactamente a las 4 AM. Estábamos exhaustos y teníamos un sinnúmero de heridos. Regresé a casa, me bañé me alisté y volví hacia mi centro de labores, no había dormido nada.
La tiranía se ensañó con Masaya, foco de la insurrección contra Somoza y ahora contra Ortega-Murillo
Paramilitares del MTI en operaciones de espionaje
Seguí con ésta misma rutina todos los días de Abril y Mayo, estaba desgastado, era como llevar una doble vida. Los enfrentamientos eran cada vez más violentos y comenzábamos a tener compañeros asesinados. Con mi grupo de amigos, siempre estábamos constantes en todas las marchas y plantones que se realizaban masivamente. A inicios de Junio, la oficina donde laboraba, cierra operaciones producto de la misma crisis y quedo desempleado al igual que la mayoría de mis amigos.
Fue cuando decidí invertir todo mi tiempo en la lucha, pasaba casi que las 24 horas en las calles, trasladando gente, llevando medicina, consiguiendo comida, en las primeras filas de las fuerzas de choque, tratando de impedir saqueos, etc.
Plan macabro del orteguismo incluye asesinar sandinistas
El Pueblo de Monimbó presentando sus bailes típicos en medio de los heróicos tranques.
Masaya se cierra y se declara libre de Dictadura.
En los primeros días de Junio, dónde después de cada enfrentamiento, se arreciaban las olas de saqueos y robos al comercio de la ciudad a manos de turbas sandinistas, decidimos organizarnos y conformar una junta de vigilancia civil, que consistía en hacer guardia nocturna en todos los barrios; se corrió la voz y las personas empezaron a conformar grupos para hacer turnos y vigilar las calles de sus vecindarios y de esta forma nacieron las barricadas en Masaya porque necesitábamos protegernos de las brutales embestidas de la guardia y paramilitares en sus camionetas.
El heróico Pueblo de Masaya se declaró en rebeldía total contra la tiranía Ortega-Murillo
Se comenzaron a levantar las barricadas cual sutil tejido de hamacas, en cuestión de 3 días, la ciudad estaba completamente intransitable en vehículo, de 2 a 4 barricadas, adornaban cada esquina de cada calle y a toda hora se miraban chavalos, chavalas, viejos y hasta niños, haciendo guardia.
Fue una situación que unió a toda la población en general, mientras nosotros, los chavalos hacíamos guardia en las madrugadas, las señoras nos atendían con una taza de café e incluso a veces con cenas y desayunos completos; el espíritu de unidad y convivencia era latente en cada cuadra.
Daniel Ortega: traidor de la revolución
La policía quedó acuartelada, sin poder salir; El Comisionado Avellán, encargadode los operativos y la represión en Masaya, a punto de morir descompensado por falta de medicinas que no le llegaban y aquella diabetes que lo consumía. Los paramilitares habían desaparecido; las calles eran del pueblo. Llegamos a tal punto de declararnos la primera ciudad libre de dictadura y desconocimos al gobierno de Ortega y Murillo, hasta que llegó el maldito 19 de Junio.
El rescate de la Princesa Avellán y la Caída de un Héroe.
Eran la 5:00 AM, me dirigía a casa a descansar un par de horas, puesto que había pasado toda la noche en vela. El celular sonó mientras me bañaba, no revisé las llamadas perdidas y me acosté; en esos días me costaba conciliar el sueño y cuando lo lograba, todo era pesadillas y ese día no fue la excepción. Salté de la cama de un brinco por el sonido de una ráfaga de balas cercanas a mi posición, de inmediato supe que se trataba de una ametralladora tipo PKM, de grado militar; tomé el teléfono y empecé a revisar mensajes y llamadas, eran las 7 AM.
Y en dos horas tenía alrededor de 50 llamadas perdidas y cientos de mensajes al WhatsApp. Todos coincidían con la misma información, alrededor de 1000 efectivos entre: Policías, antimotines y paramilitares; amenazaban con entrar a Masaya a cualquier costo y poder rescatar al Comisionado Avellán y demás policías que llevaban más de dos semanas acuartelados y sin poder salir.
El Criminal Ramón Avellán, responsable de los asesinatos en Masaya junto al tirano Daniel Ortega
Denuncian a paramilitares de Villa Progreso
Se libraron cruentos enfrentamientos en las principales calles de Masaya, todos los barrios del Norte se unieron para impedir el acceso de la guardia, pero fue imposible, ellos estaban totalmente armados y nosotros nada más que con armas caseras como morteros, huleras, bombas de contacto y mucho patriotismo; aún con todo eso les tomó 9 horas poder recorrer 12 cuadras, que hay desde la entrada a la ciudad hasta la estación de policías.
Denuncian a La verde sonrisa como cuartel de paramilitares
Ese mismo día vi caer a un grande que con hulera en mano había resistido, ese día cayó mi hermano, Marcelo Mayorga de un tiro en la sien, por parte de un francotirador. Una noche antes entre risas y tomando café, había estado con Marcelo, compartiendo anécdotas y planeando estrategias. Lograron quitar los tranques de las dos calles principales que atraviesa la ciudad, pero los barrios aledaños en su interior y Monimbó al sur, seguían en resistencia y trancados.
Marcelo Mayorga “Cailagua”, fue asesinado por un francotirador, cuando las fuerzas terroristas paramilitares y de la Policía Orteguista atacaron Masaya para liberar al criminal Ramón Avellán
De la operación limpieza y el éxodo por la Laguna
Era Julio, 17 para ser exacto; A casi un mes del asesinato de Marcelo, las calles del centro y Norte de la ciudad yacían sin barricadas. En todo este tiempo, a punta de balas de plomo, la guardia orteguista se había dado la tarea, en compañía de palas mecánicas y retro excavadoras, “liberar las calles”, la falsa normalidad se empezaba a vender.
Pero pasaba un suceso muy discordante, Monimbó seguía en resistencia y con sus calles aún trancadas; a la guardia le daba terror entrar al barrio, por la fama heroica que ha tenido por generaciones. Con mi gente de Masaya Norte, decidimos atrincherarnos en Monimbó y seguir con la resistencia civil apoyando a nuestros hermanos de lucha.
La mil veces heroica resistencia de Masaya.
¡Agarrémonos los huevos y soquemos, porque esto se viene fuerte! Exclamó el duende, mientras seguíamos de cerca las noticias de un fuerte despliegue de efectivos, amenazaban con entrar y limpiar el barrio, esta vez doblaban en números sus hombres. Después de 10 horas de duro enfrentamiento y demasiada sangre derramada en las calles, ya exhaustos, hambrientos y sin con qué hacerles frente, decidimos retirarnos, vimos como única ruta de escape bajar y sortear los complicados terrenos hasta bajar a la Laguna de Masaya. Una vez abajo, nos dimos cuenta que no éramos los únicos que habíamos decidido esa ruta, pero sí los únicos de los barrios del Norte, que habíamos quedado en pie hasta el final y por ende debíamos regresar a nuestro sitio. Si sacamos la distancia en un recorrido normal, de Monimbó a nuestro barrio en el norte, hay aproximadamente 4 kms. Pero por debajo, estábamos claros que sería el recorrido mas doloroso y peligroso de nuestras vidas, ya que íbamos a recorrer terrenos vírgenes e indómitos.
Terroristas paramilitares de Daniel Ortega y Rosario Murillo atacaron Masaya por 7 horas en conjunto con la guardia orteguista. / AFP PHOTO / MARVIN RECINOS
La noche caía y nosotros aligerábamos el paso, porque no contábamos con focos para alumbrar y ahí abajo la oscuridad es total, sumándole a eso lo cansado, hambrientos adoloridos que íbamos; era cuestión de subir y bajar arroyos, escalar farallones de hasta 25 metros de caída libre, trepar árboles, pasar sobre la maleza, los guardias flanqueando desde arriba, etc.
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Después de 6 horas y casi al borde del desmayo, logramos subir a la parte Norte de la ciudad, a unas escasas cuadras del barrio nuestro. Logré llegar a mi casa, tenía más de 8 horas incomunicado, mi familia sumergida en llantos, temían lo peor. Me bañé, me alimenté y me dormí. Al día siguiente, muy de mañana y con el apoyo de contactos, estaba partiendo a casas de seguridad fuera de Masaya, con mis compañeros; ese mismo día, por donde subimos la noche anterior, la policía orteguista, nos andaba siguiendo el rastro hasta con la ayuda de técnica canina.
El Exilio y la Resistencia.
Durante los siguientes dos meses, pasamos como nómadas de casa en casa resguardándonos, sin poder salir a las calles, sin poder ver a nuestras familias, sin poder hacer nada; mientras la gente en las ciudades y por la indiferencia de muchos, empezaron a normalizar la situación. Para nosotros todo se ponía más difícil y complicado, empezaron a capturar a hermanos de lucha, que, sometidos a cualquier técnica de torturas, empezaron a vender identidades y localizaciones, a tal punto que optamos por el exilio, que es lo que jamás queríamos.
El grupo se dividió, la mayor parte se internó clandestinamente en Masaya, que es la que se conoce como columna “Marcelo Mayorga” que junto a la Resistencia indígena de Masaya – Monimbó, son los únicos bastiones y arterias que han mantenido el espíritu y el fuego de la resistencia civil en la ciudad hasta la actualidad. La otra parte del grupo emigró, pero poco a poco han ido regresando; porque la sangre llama, porque en las calles todavía hacen eco nuestros gritos y el silencio de la noche deja escuchar nuestros pasos y porque a nuestra madre patria no la podemos dejar sola.
Nos pudieron quitar nuestro futuro, nuestros sueños, nuestra tranquilidad; nos pudieron quitar el territorio, nuestra bandera, las barricadas; nos pudieron quitar incluso, la vida de nuestros hermanos, nos quitaron el miedo. Pero mientras no nos quiten la convicción de ver a nuestra patria libre, no nos quiten el espíritu de resistencia, ¡No nos han ganado!
@LoboMY
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