Lo que ocurre en Nicaragua no solamente debe llamar la atención y conciencia de la opinión pública mundial, sino que también tiene que generar la reacción en conjunto de la Comunidad Internacional. Una nueva tiranía criminal se ha apoderado de Nicaragua y esto representa una seria amenaza para la seguridad de la región y del continente.
En 2007 Daniel Ortega volvió al poder de la mano de Arnoldo Alemán Lacayo, su socio del pacto por décadas, apenas con un 38% de votos fueron suficientes para retomar el poder y destruir la endeble democracia nicaragÜense. Para entonces, Ortega aún se disfrazaba de arrepentido, vestía camisa blanca todo el tiempo, una recomendación de Rosario Murillo, su mujer y jefa de campaña, jefa de los escuadrones de la muerte, cómplice y vice tirana.
A partir de 2008, ya en el poder, Ortega se dedicó a desbaratar el Estado y tomar control de todos los poderes e instituciones que aún no estaban bajo su dominio. Al mismo tiempo se hizo “amigo” de los grandes capitales, los sedujo con abundantes beneficio fiscales, proyectos y una relación de “diálogo y consenso” que le permitieron, amasar poder y fortuna, pero sobre todo destruir la institucionalidad y construir una dictadura dinástica profundamente corrupta que duraría.
2018 el gran parteaguas y derrota de Ortega.
Como dijo hace unos días el periodista argentino radicado en Estados Unidos, Andrés Openheimer, el tirano de Managua es un “hombre con suerte”, a la complicidad y silencio del gran capital se le sumó la pasividad de años anteriores de los gobiernos estadounidense y de la región, que solamente miraban con “preocupación” el rumbo, pero nunca imaginaron el desenlace fatal.
En 2018 estalló la gloriosa rebelión de abril, un parteaguas que en cualquier momento ocurriría dada la sistemática represión, la agresión de turbas contra ancianos, estudiantes y pueblo en general. Ortega asumió el poder en 2007, en la única elección que no fue un fraude, y unos pocos meses después dejó atrás su disfraz de “hombre arrepentido y de consensos”, para lanzar a sus turbas a agredir a toda manifestación opositora o de disenso.
Las protestas de abril no fueron más que el resultado espontáneo de la gente, cansada de tanta represión y agresiones sistemáticas, mientras Ortega y su grupo de delincuentes, aliados con la empresa privada, gozaban de enormes beneficios económicos. Sucedió en 2018l, pero habría sucedido antes, o después, la Nicaragua bajo la tiranía orteguista era una olla de presión que explotaría en cualquier momento.
Los crímenes de Ortega datan de los años 80.
¿Fue asesinado Herty Lewites hace 15 años?
Daniel Ortega no es un novato en cometer crímenes, todos sus oponentes, incluso amigos que lo salvaron de torturas, e incluso le salvaron la vida, han sido asesinados o perseguidos, casos emblemáticos como el de Carlos Guadamuz, Herty Lewites, y Alexis Arguello son ejemplos de muertes o asesinatos ocurridas bajo sospecha. Ortega ha sido un traidor desde los 80, cuando el pequeño grupo de “comandantes” decidieron nombrarlo coordinador de la Junta, al ser el menos inteligente y educado. El resultado, aún lo está pagando Nicaragua.
En este video te contamos lo que está ocurriendo en Nicaragua, bajo la dictadura sanguinaria de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El Mundo entero debe saber y reaccionar a lo que está ocurriendo en #Nicaragua. El criminal sanguinario #DanielOrtega y su familia, se tomaron todos los poderes del Estado e instalaron la tiranía más criminal de #América, después de #Cuba y #Venezuela. @BiancaJagger pic.twitter.com/D052zKegxS
— Nicaragua Digital (@nicadigital) November 1, 2021
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