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Pocos órganos tienen tanto poder y son tan multifuncionales como los Senos o pechos femeninos, su principal función fisiológica es la de amamantar las...

Símbolo de la feminidad y reclamo erótico por excelencia, los senos están dotados de múltiples habilidades, incluso hasta conducir a la mujer al orgasmo y estimular al del hombre.

Pocos órganos tienen tanto poder y son tan multifuncionales como los Senos o pechos femeninos, su principal función fisiológica es la de amamantar las crías, y desde el punto de vista meramente sexual sirven como reclamo erótico (atraer al macho).

Y es que los pechos femeninos adquiren tantos nombres como formas y tamaños, se conocen, entre estos : pechos (familiar),tetas (coloquial), mamas/senos/bustos (culto), y otros tantos de forma  vulgar y en dependencia de formas y tamaños: lolas, ubres, bubis, popes, brevas, peras ,melones.

Durante la revolución francesa se convirtió en un símbolo contra la burguesía; la madre que amamanta a su bebe se identificó con “la ciudadania responsable” en contra posición a las nodrizas que alimentaban a los hijos de la aristocracia .

En la cultura occidental contemporánea los senos o mamas, de las mujeres son objeto de deseo, pero también de admiración. Tanto hombres como mujeres reconocen y valoran el rol que cumplen los senos como órgano sexual.

Amamantando

La connotación sexual de los senos

Una de las explicaciones más difundidas sobre la peculiar atracción que generan los senos de las mujeres es la freudiana (Sigmund Freud), que sugiere que el deseo sexual está vinculado con el rol materno. Los senos representan el amor maternal, por lo tanto los hombres se sienten atraídos a ellos.

Esta explicación está enmarcada en toda la teoría freudiana de la sexualidad, que vincula los deseos sexuales con la relación entre madre e hijo. Uno de los postulados más clásicos de esta teoría es el llamado complejo de Edipo, que pone en evidencia la dependencia que mantienen los hijos varones con sus madres.

Una explicación menos fundamentada es la que sugiere que los hombres se sienten atraídos por los senos porque estos, gracias a su forma redondeada, se asemejan a las nalgas de los animales que los hombres primitivos solían montar.

Desde una perspectiva evolucionista, se sostiene que los senos, junto con el ancho de las caderas, indican cierta «calidad» en la mujer para generar una descendencia más fuerte. Las mujeres con senos grandes y caderas anchas estarían mejor preparadas para dar a luz y criar niños fuertes y saludables.

Además, el estímulo de los senos durante el encuentro sexual también favorece la producción de oxitocina, que jugaría un papel fundamental en la actitud de la mujer durante el encuentro. La oxitocina estimula el deseo sexual de la mujer, por lo tanto ella estaría más dispuesta y segura durante el encuentro.

Ninguna de las teorías resulta completamente convincente. Más allá de las explicaciones biológicas, lo importante es entender que los senos son un órgano sexual, y la sexualidad es una construcción cultural. Por lo tanto al hablar de sexualidad no podemos simplemente atender a las teorías biológicas o evolucionistas, porque estaríamos perdiendo de vista factores culturales. De otro modo, ¿cómo explicaríamos que una mujer se sienta excitada por sus propios senos o atraída por los senos de otra?

Sea cual sea el motivo biológico, si es que lo existe, por el cual los hombres se sienten atraídos por los senos femeninos, lo cierto es que culturalmente éstos tienen un lugar privilegiado en la sexualidad de las personas. Y sigue siendo un tema tan complejo como interesante.

Los pechos femeninos son casi como el pene masculino

En opinión de Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga y directora del Institut Clinic de Sexología, de Barcelona (España), “si la masculinidad se identifica, a nivel sexual, con el pene; la feminidad lo hace con los senos”. Los pechos son nuestra seña de identidad sexual y, como le pasa al hombre con su pene, “nuestra autoestima está, no pocas veces, ligada a la forma y turgencia de nuestras armas de destrucción masiva o a la talla de nuestro sujetador”.

Expertos de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) crearon en 2011 un mapa cerebral del placer sexual femenino. Mediante escáneres, los investigadores al mando del biólogo Barry Komisaruk, lograron identificar las áreas del cerebro implicadas en la excitación de los genitales femeninos.

Los resultados sorprendieron: contrario a lo que se pensaba, la estimulación del clítoris no es la única que activa la corteza sensorial, sino que estimular la vagina, el cuello del útero e incluso los pezones, también desencadenan respuestas cerebrales.

Komisaruk, autor principal del estudio, explicaba que “lo inesperado fue, además, que la auto-estimulación del pezón activa las mismas áreas cerebrales que la región genital”. Lo que explica que algunas mujeres puedan llegar al orgasmo con la sola masturbación de sus pechos.

 

47% de los hombres se fijan en los pechos de ellas y al 82% de las mujeres les gusta que les toquen los pechos

Un artículo de la revista Men’s Health afirmaba que en la Universidad Victoria de Wellington, en Nueva Zelanda, un equipo de científicos descubrieron que “el 47% de los hombres al conocer a una mujer, se fijan primero en los senos, y también los miran durante más tiempo que cualquier otra parte del cuerpo”.

Esta obsesión ha sido explicada en un libro, The Chemistry Between Us: Love, Sex and the Science of Attraction, de Larry Young, experto en el campo de la neurociencia social, y Brian Alexander. Según estos autores, una de las razones por las que los hombres heterosexuales están fascinados con los senos femeninos es una hormona liberada durante la lactancia, la oxitocina, que forma un poderoso vínculo entre la madre y el bebé, y que también tiene la función de crear una unidad en la evolución de una relación entre dos amantes.

Young y Alexander creen que la oxitocina, liberada durante la lactancia, afecta también a la madre, le produce placer (aunque a algunas mujeres dar el pecho les resulte muy doloroso) y motiva la unión madre-hijo. Su explicación es que durante los tocamientos, masajes o estimulación oral de los pechos de las mujeres, se realiza un proceso similar al que se da durante la lactancia, provocando la misma sensación placentera.

Por su parte, otros estudios realizados por Roy Levin, de la Universidad de Sheffield, y Cindy Meston, de la Universidad de Texas, en los que participaron 301 personas, 153 del género femenino, llegaron a la conclusión de que el 82% de las mujeres estaban más excitadas si sus pechos eran estimulados, y cerca del 60% pedían que les tocaran los pezones.

No cabe duda de que pocos órganos son tan multifuncionales y tan verdaderamente poderosos como los pechos femeninos.

Los misterios de los senos 04
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